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Mensaje de Pascua de Resurrección

«Las sombras que se nos han metido en casa desaparecerán;

con heridas en el corazón, una humanidad unida volverá a levantarse»

(Francisco, 3 de marzo 2020)

Vivimos un tiempo de prueba muy grande para el mundo, para nuestra Patria, para las familias. Como cristianos, lo percibimos como una providencial ocasión de madura cercanía espiritual, sobre todo orante, y una  oportunidad de la imaginación para que la caridad fraterna se exprese de modos nuevos y concretos.

El avance de COVID-19 impacta fuertemente en los sectores más vulnerables. Muchas  personas y familias provienen de migraciones e itinerancias muy recientes y, en consecuencia, con muy bajos niveles de integración, ahora obstaculizados dadas las implicaciones de la pandemia. Estamos ante un escenario en el que la escasez de alimentos, la inseguridad y la falta de techo y de un ingreso económico estable, son condiciones  que profundizarán aún más la crisis migratoria.

La pasión, muerte y resurrección de Jesús ilumina nuestras vidas ante el llanto y el sufrimiento de tantos hermanos nuestros. Hoy resuenan con más fuerza sus palabras: “¡Ánimo! ¡No tengan miedo!” (Mt 14, 27). Él muere con cada víctima del contagio, se cura con todos los que se han podido recuperar, resiste con todos los que están llenos de temor a contagiarse, sufre con las consecuencias que trae esta situación, especialmente, a nivel familiar y  económico.

Con Francisco, aprendemos de su enseñanza lo importante y decisiva que es la fraternidad universal en este tiempo de pandemia: “Cuando todo esto haya pasado, esta experiencia recordará a los hombres de una vez por todas que la humanidad es una única comunidad… Tendremos que ver una vez más las raíces: los abuelos, los ancianos. Construir una verdadera fraternidad entre nosotros. Hacer memoria de esta difícil experiencia vivida entre todos, todos juntos. Y salir adelante con la esperanza que no desilusiona nunca. Estas serán las palabras clave para volver a comenzar: raíces, memoria, hermandad y esperanza.”  (3 de marzo 2020)

Valoramos y agradecemos a todos los trabajadores de la salud, a las autoridades civiles, a los voluntarios, a los agentes pastorales, a los investigadores y a quienes se esfuerzan por detener el contagio y evitar riesgos para la salud pública.

La Comisión de Migrantes e Itinerantes proclama que El Señor ha resucitado y que, una vez más, Su vida en nuestra vida, ha ganado la partida. Con fe convencida y profunda esperanza, multipliquemos nuestros gestos solidarios de cercanía y acompañamiento y reforcemos nuestra confiada oración.

Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes

Pascua de Resurrección, 12 de abril de 2020

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