Ángeles desconocidos
Al terminar la Misa en la 105ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (domingo 29 de septiembre), el Papa Francisco ha inaugurado una impresionante escultura contemporánea en bronce y arcilla, en la plaza de San Pedro.
Fue descubierta ante el Papa por un grupo de cuatro refugiados -incluida una madre africana con su niño dormido en la mochila-, y muestra un apretado grupo de personas, con unas alas de ángel que se alzan en el centro, de pie sobre una barca simbólica. Los rostros impresionan porque son personas reales.
Según ha explicado Francisco, la obra de arte representa «un grupo de migrantes de varias culturas y diversos períodos históricos. He querido que esté aquí, en la plaza de San Pedro, para que nos recuerde a todos el desafío evangélico de la acogida» a los inmigrantes y refugiados.
Su autor, el artista canadiense Timothy Schmalz, ha incluido «un judío que escapa de la Alemania nazi junto a un refugiado sirio al lado de un polaco que huye del comunismo. Representan varias emociones: las alegrías, las esperanzas y el trágico dolor de dejar atrás sus casas y seres queridos».
El número total de personas, 140, es igual al número de estatuas que adornan desde lo alto la columnata de Bernini, mientras que el título «Angels unaware» se refiere al un pasaje de la Carta a los Hebreos: «No se olviden de practicar la hospitalidad, porque algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles».
Con palabras duras, el Papa volvió a denunciar que «el mundo actual es cada vez más elitista y cruel con los excluidos», justo cuando el número de refugiados y migrantes es el mayor de la historia debido a las guerras, el hambre y los desastres naturales.
Francisco insistió en que «no podemos permanecer insensibles, con el corazón anestesiado, ante tanta miseria de tantas personas inocentes. No podemos sino llorar. Pidamos a Dios la gracia de llorar y de reaccionar ante estos pecados».